APOCALIPSIS REPTIL.
(Colaboración de un Lector)
Aquella sin duda sería la última noche que recuerdo en un mundo tal y como le conocemos; por cuestiones migratorias había cruzado la frontera y me encontraba en casa de mis ancianos padres.
Había en el ambiente algo
extraño, como un ruido sordo ese mismo que precede el desastre.
Los perros, como siempre fueron
los primeros en sentirlo, luego la gente dejó de conversar, los que comían
dejaron de masticar para verse unos a otros sin pronunciar palabras.
El estruendo de la explosión del
Volcán paralizó los corazones de todos (más de alguno para siempre) luego los
gritos de pavor y el bombardeo de piedras incandescentes que como grandes bolas
de fuego cayeron sobre los tejados e incendiaron los cafetales en un infierno de
confusión y muerte.
Junto con el fuego apareció una
raza de seres malignos de apariencia reptiliana, de piel viscosa como
salamandras recubierta de finas y relucientes escamas.
¡El volcán!
¡Todo ese tiempo estuvieron allí
incubando sus horribles huevos y esperando el momento para tomar, con la ayuda
de todos los reptiles del planeta: Lagartos, cocodrilos serpientes, y quelonios
lo que siempre fue de ellos asesinando como moscas a los débiles moradores de
la tierra!
Tomé a mi familia y corrimos a
refugiarnos en la vieja iglesia, donde cientos de Santos predicadores habían
predicho la llegada de ese día sin que nadie les tomara por cierta la palabra.
Otros más ignorantes pusieron
cubre-bocas cosidos con carne putrefacta en su rostro pensando que con ello iban
a librarse de la invasión reptiliana que ya nadie podía detener, ni siquiera el
gobierno mundial que sin mucho esfuerzo fue sometido.
Los demás seres humanos formaron
pequeñas comunidades de resistencia refugiándose en cuevas y lugares apartados
pero poco a poco fueron cazados uno a uno hasta desaparecer de la faz de la
tierra.
Mi familia y yo somos los últimos
que quedamos, pero ya vienen ya se acercan…
Puedo oír el siseo de sus
horribles y pegajosas bocas llenas de pequeños dientes y ojos de mirada vacía…
—Miguelan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario